Ana Paula fue trasladada de urgencia al hospital.
Su esposo la cargó en sus brazos, mientras corría hacia el auto, siendo seguido de cerca por sus padres y una ansiosa Gala.
—No la pierdan de vista —ordenó Iván a la niñera de su hija.
El vehículo arrancó y la mujer no hacía otra cosa que sentir como los nervios se apoderaban de su cuerpo a medida que más transcurrían el tiempo.
—Vaya, bebé. No se suponía que deberías nacer hoy —dijo en medio de un susurro cargado de tensión.
Al parecer su hijo quería ser el protagonista del día.
Sonrió.
Sin duda la fecha de aniversario de su boda quedaría grabada para siempre como un día irrepetible y único.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Iván sin apartar la vista de la carretera. Sus manos se movían ágilmente al volante, mientras una fina capa de sudor perlaba su frente.
—Estoy bien. Sorprendentemente, no tengo dolor —contestó con desconcierto, ya que no se suponía que eso debería de ser así.
En esos últimos meses se había dedicado a leer mucho sobr