Los aplausos resonaron en el auditorio, al tiempo en el que el nombre de Jade Meier era mencionado a través del micrófono.
Jade tragó saliva ante la mención, colocándose de pie con lentitud. Sus compañeros les sonrieron con cariño y ella se despidió con una inclinación de cabeza.
Con pasos lentos y medidos, debido al peso de su avanzado embarazo, caminó hasta recibir su título como diseñadora de moda. La tela de su vestido azul fluía con gracia, resaltando su vientre prominente, donde sus dos futuras hijas crecían sanas y fuertes. Era un momento que había esperado por años, y ahora, con su familia esperándola al final del pasillo, se sentía completa por fin.
Su esposo la esperaba de pie junto a sus tres hermosos hijos, que para la fecha tenían tres años cada uno. Azriel, Adrián y Paula la observaban con orgullo. La sonrisa de sus pequeños era enorme, y en sus ojos brillaba el amor inmenso que sentían por ella.
—Lo lograste, mi amor —dijo Adriel, abriendo los brazos para recibirla—. Er