Christopher
Hay cosas que, por más que el tiempo pase, no se oxidan.
El odio, por ejemplo. La culpa. La memoria.
Uno cree que envejecen, que se deforman, que pierden filo. Pero no. Algunas se afilan en silencio, como un cuchillo guardado en el cajón equivocado.
Ese reloj… el maldito reloj.
No era mío. Nunca lo fue.
Y sin embargo, durante todos estos años, ha estado allí, clavado en mi conciencia como un trofeo robado. Como una advertencia muda. Como una historia que no termina de escribirse porque cada palabra sería una traición.
Emily lo encont