Capítulo 50: Nuevas publicaciones

Al cruzar el umbral de la casa, respiró hondo. Parecía que pasar esos minutos con la pelirroja le había consumido la energía.

Subió por el ascensor aflojando su corbata y se recostó en la pared de este. Fue de camino a su cuarto para tranquilizarse. Una ducha, primero una ducha y luego saludaría a Ciabel antes de que se fuera a dormir. Si no se equivocaba, seguía despierta todavía.

Dejó el ramo de rosas sobre la cama, se dio una larga ducha y por último se colocó la ropa de pijama de siempre.

Cuando salió del cuarto con el cabello mojado y despeinado, tuvo la sensación de que para la hora que era, la mansión estaba extrañamente silenciosa. Los empleados ya debían haberse ido, pero por lo general Ciabel rondaba por la sala viendo películas o pasando el rato con el mini pelirrojo que no quería dormirse.

Esa noche no fue así. Se acercó con lentitud a la puerta. Estuvo a punto de tocar. Se arrepintió al darse cuenta de que podría despertar a Ciro y quitarle horas de sueño a la peline
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