Al escuchar esto, la expresión en el rostro de Juan se volvió aún más furiosa.
¡Él no había hecho nada malo! ¿Por qué todos decían que estaba equivocado? El tío decía que trataba a Estrella como a una empleada doméstica, ahora Diego también decía lo mismo, ¡qué ridículo!
Agarró fuertemente el brazo de Diego: —¿Acaso trato mal a Estrella? Todo lo que quiere se lo compro, le pago el mejor salario. Por mí es que su familia la valora. Dinero, prestigio, todo se lo he dado. ¿Solo porque cuido un poco a Diana ya estoy mal?
Diego vio su aspecto furioso, su expresión se volvió grave: —Porque no le diste respeto. Juan, el dinero no lo es todo. Estrella te ama, pero ¿le has dado el mismo amor? Además, con esa asistente, ¿realmente no tienes otras intenciones?
Su mirada era muy penetrante.
El rostro de Juan cambió ligeramente. Después de unos segundos habló con impaciencia: —No me gusta. Diana tiene un pasado triste, cuando la veo es como ver a la Estrella frágil y necesitada de protección de ant