Uno de los hombres murmuró, su voz claramente cargada de ira.
—Ser cruel y mal hablado es diferente a tener humor. No confundas la falta de educación con tener presencia. No necesito que me quieras, tampoco te toca odiarme, porque tú no tienes ni la más mínima relación conmigo.
—Tú...
Ese hombre se puso tan furioso que su cara se volvió morada y verde, no pudo decir palabra por un largo rato.
Juan frunció el ceño y dijo:
—Estrella, ellos son mis amigos, ten cuidado con lo que dices.
—Tus amigos son tus amigos, no son mis amigos. ¿Por qué debería escucharte para dejar que se aprovechen y me maltraten? Juan, cuando ellos me humillaban antes, ¿cuándo me defendiste?
Esa pregunta hizo que Juan cambiara de expresión, apretó los labios sin poder decir nada.
—La boca de Estrella realmente es formidable.
Diana habló con sarcasmo desde un lado.
Estrella ya estaba completamente decepcionada de Juan, no quería quedarse más tiempo ahí, solo quería resolver esto rápidamente.
Se volteó, miró tranquil