Las dos se miraron y sonrieron.
El teléfono de Estrella vibró, bajó la cabeza y vio que había recibido un mensaje. La sonrisa en su rostro se desvaneció lentamente.
—Estrella, ¿qué pasó?
Giana vio por el espejo retrovisor que el rostro de Estrella había cambiado y preguntó con preocupación.
Estrella se mordió el labio y dijo suavemente:
—Juan me citó esta noche en un hotel para encontrarnos y hacer un finiquito de nuestros sentimientos.
—Ya terminaron, ¿qué más hay que finiquitar? Todos estos años entregaste tu juventud a él, hizo cosas que te lastimaron y ni siquiera se disculpa, ¡y todavía quiere un finiquito, qué ridículo!
Giana habló con sarcasmo, sus ojos llenos de ira por la injusticia hacia ella.
Los ojos de Estrella cambiaron, dijo:
—Efectivamente deberíamos hacer un finiquito. Después de todo, nuestros sentimientos no solo nos involucran a nosotros dos, sino también a las familias Zelaya y Quiroz. Juan efectivamente me ayudó mucho antes, además Manuel y también...
Al llegar aq