Después de secarse las lágrimas y retocarse el maquillaje, Estrella abrió la puerta y salió justo cuando Juan y Diana estaban bebiendo entrelazando sus brazos.—¡Jajaja, Juan, si vas a actuar, hazlo completo, ¿por qué no te la llevas a la habitación de una vez? —gritó alguien.—¡Qué suerte tiene Juan! Una esposa elegante y refinada, y una asistente joven y encantadora.Estrella observaba los brazos entrelazados de ambos, sintiendo como si le clavaran un puñal en el corazón. Este era el hombre al que había amado durante diez años...Alguien notó que Estrella había salido y le dio un codazo a Juan, susurrándole: —Juan, deja de jugar, Estrella está aquí.—Estrella, todos están bromeando, solo animando el ambiente, no deberías...Juan interrumpió la explicación: —¡No voy a tolerar sus celos absurdos!Luego, mirando a Estrella con desafío, añadió: —Si no te gusta lo que ves, lárgate. No te quedes ahí arruinando mi diversión.Conteniendo el dolor que sentía, Estrella miró directamente a los
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