El lugar se encontraba vacío, a excepción de una silla desvencijada en un extremo; entonces de pronto escucho como una puerta de abría y se comenzaron a escuchar pasos que se acercaban cada vez más. Estos descendían por una escalera de madera en un lado de la habitación, misma por la cual apareció de pronto Barbara.
Su presencia le sorprendió en verdad, al igual que le alteró; pues sabía que si de alguien no recibiría ayuda jamás, era de ella. Fue entonces que reparo en el hecho de que en sus brazos traía a Paul, quién estaba dormido o al menos eso rogaba con todas sus fuerzas. Sabía que no podía dejarse guiar solo por sus temores, sino por los hechos y para conocerlos debía cuestionarla al respecto.
—Bárbara, ¿qué está pasando? —le preguntó, tratando de entender su situación y es que guiarse solo por su percepción podía resultar peligroso.
—¿En verdad no lo recuerdas? —le cuestiono con una sonrisa escalofriante en el rostro.
—Se que me noquearon con algo, probablemente cloroformo. Po