Este resulto ser una construcción de cristal, fantástica en serio. La puerta estaba abierta, así que entro sin demora. Lo hizo viendo gracias a la luz de la luna una gran variedad de plantas, muchas de las cuales estaban en flor y desprendían un aroma sin duda delicioso. Por desgracia, no tenía tiempo para disfrutar de la vista y se dirigió enseguida hacia la dirección de donde provenían unas voces.
Era una habitación sencilla y preciosa; por desgracia una vez mas no tenía tiempo de verla a detalle, sino que debía ocuparse de su paciente.
—Debe regresar a la fiesta —le dijo a Paolo, una vez a su lado.
—No puedo dejarlos solos, mi hermano me necesita —estaba convencido de que debía quedarse.
—En efecto, pero necesita aún más que regrese a la fiesta y les avise a tus padres que ha decidido retirarse a su habitación a descansar. Digales que estaba agotado y que no tienen nada de qué preocuparse —le dijo, tomando las riendas de la situación.
—No puedo hacerlo, sé que eso no es verdad y no