Permaneció ahí un par de horas, hasta que de pronto un incómodo malestar comenzó a afectarle. Este pronto fue tornándose a peor, hasta convertirse en un dolor terrible y paralizante. Apenas podía soportarlo y no quería que la gente lo viera en ese estado; por lo cual acciono la silla para que lo sacara de ahí.
Fue hacia la puerta trasera y hasta el jardín. Sentía tanto dolor que no pensó en otra cosa que salir y desaparecer de la vista de todo el mundo.
Una vez ahí no pudo ocultarlo más y su expresión se vio distorsionada por su agónico dolor. No tenía idea de lo que le estaba pasando, solo sabía que no estaba bien y sobre todo que necesitaba ayuda. Sentía que se moría, cuando de pronto y como caído del cielo apareció Paolo; el cual se le acerco con una sonrisa en el rostro.
—Al fin te encuentro, nuestros padres están a punto de dar el discurso para abrir el baile y quieren que todos estemos ahí cuando pase —le dijo animado, más al ver la expresión de dolor en su rostro esta pronto de