Al escucharla Oliver perdió la calma y en un arrebató arrojo al suelo la bandeja con la comida.
- No se cuantas veces tengo que decir que nunca haría algo semejante. No se de donde has sacado una idea como esa, pero es absurda - le habló en voz alta e incluso casi gritando.
- Preguntaselo a tu prometida - le dijo de pronto y en un impulso.
- ¿Qué has dicho? - le pregunto acercandosele con molestia.
- Nada, no he dicho nada - le respondió mostrándose reticente a continuar hablando y es que se arrepentía de haberlo mencionado siquiera, después de todo ella se lo dijo como un favor y se lo agradecía.
- Claro que lo has hecho y yo te he escuchado. ¿Qué significa eso de que se lo pregunte a mi prometida? - le pregunto sin dejarse engañar y es que deseaba saber toda la verdad de una buena vez.
- Nada - le respondió manteniendo su decisión de callar.
- ¡Habla de una vez con un demonio! - le gritó tomándola del rostro con brusquedad, haciendo que lo viera.
- ¡Habla! - insistió dispues