Un par de días después.
Una noche después de retirarse a dormir, escuchó como sonaba un teléfono en la habitación de al lado, lo que le llevo a preguntarse quién estaría llamando a tan altas horas de la noche. Escuchó entonces cómo Emma hablaba con alguien, aunque no alcanzaba a entender de lo que se trataba; más pronto se encendió la luz de su habitación. Escuchó como buscaba algo, para después de un par de minutos volver a apagarse la luz y abrirse la puerta que conectaba las habitaciones.
Ante la incógnita que representaba esa situación, decidió hacerse el dormido y ver lo que pasaba.
Emma se le acercó un poco para comprobar su estado y luego emprendió la salida tratando de ser muy cuidadosa al andar por la casa. No quería que nadie la viera salir y es que su trabajo era estar disponible siempre para Oliver y por ende no podía irse así sin más. Salió por el jardín trasero, donde había menos guardias; escabulléndose hasta llegar a la calle, donde ya le esperaba un amigo.
—Qué bueno