Durante los siguientes días, la situación entre ellos era cuanto menos difícil y es que Oliver continuaba negándose a aceptarla como su enfermera.
Era el día libre de algunos miembros del personal, además de que Luisa le había dado el día libre a otros para que atendieran algunos asuntos. La familia, por su parte, tenía que asistir a una importante fiesta con los socios de la empresa, misma a la que no podían faltar. Oliver, se negaba con vehemencia a asistir, por ende, eso significaba que se quedaría solo en casa con Emma. Luisa no creía que eso fuese buena idea, en especial después de todo lo ocurrido. Sabía del carácter que su hijo poseía y le angustiaba lo que pudiese ocurrir al dejarlos completamente solos.
Decidió buscar a Emma para hablarlo con ella y juntas decidir lo mejor para hacer. La encontró ante la puerta del cuarto de Oliver y es que este se había negado a que le ayudará a vestir hasta la fecha.
—Buenos días, señora —la saludo al verla llegar por el pasillo.
—Buenos día