La victoria sobre Sterling Capital y el resurgimiento financiero de Alexander Blackwood no le compraron la paz. La mañana después de la celebración, el golpe llegó, no de un rival bursátil, sino de la autoridad.
Una citación formal de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) esperaba a Alexander en su escritorio. El motivo: una "revisión urgente de la gestión de riesgos y la continuidad de liderazgo" a raíz de la pérdida del 8% de capital líquido. Los reguladores bancarios estaban preocupados por la volatilidad que había exhibido Blackwood & Associates y, de manera implícita, por la notoria "desaparición" del CEO durante los últimos dos años.
Julian Reed, el remitente silencioso y anónimo de la punta, se había asegurado de que, incluso en la victoria, Alexander tuviera que pagar un precio.
Camila leyó la citación con los labios apretados.
—Es una emboscada tardía, Alexander —dijo ella, vestida con un traje de pantalón gris, su cabello recogido en un moño profesional. Hoy no era la