ÉLISE
Creo que ya no respira.
O tal vez soy yo.
Todo se confunde. Mi nuca bajo su mano ardiente. Mis labios aún doloridos por su beso. El martilleo furioso de mi corazón, tan fuerte que resuena hasta en las sienes.
Marcus me observa. No… me devora.
Sus ojos son negros, profundos, y algo salvaje se agita en ellos, listo para devorar todo. Su mandíbula está tensa, a punto de romperse. Su respiración es más áspera, más rápida. No dice nada, pero todo su cuerpo grita posesión.
Debería retroceder. Retomar el control. Pero mis dedos temblorosos se aferran a su camisa, como para asegurarme de que no se aleje. Lo atraigo hacia mí.
— Marcus…
Mi aliento tiembla al pronunciar su nombre. ¿Una oración o un desafío? No lo sé. Pero es suficiente para desencadenar la chispa.
Su mano se desliza lentamente de mi nuca a mi hombro, sus dedos acarician mi clavícula, descienden hasta el inicio de mi pecho. Su otra mano se posa en mi cadera, firme, posesiva, manteniéndome contra él. Su cuerpo es ardiente, s