Luna
El helicóptero descendió sobre un claro rodeado de pinos. Desde mi asiento, contemplaba el paisaje montañoso que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Leonardo no me había dicho exactamente a dónde íbamos, solo que necesitaba "espacio para pensar" y que yo debía acompañarlo.
—Bienvenida a mi refugio —dijo mientras las aspas reducían su velocidad—. Aquí vengo cuando necesito alejarme de todo.
Bajamos y el aire frío de la montaña me golpeó el rostro. Respiré profundamente, llenando mis pulmones de ese aroma a pino y tierra húmeda. A lo lejos, una cabaña de madera y cristal se alzaba majestuosa, integrada perfectamente con el entorno natural.
—Es hermoso —murmuré, aunque una parte de mí seguía recelosa—. ¿Por qué me has traído aquí, Leonardo? ¿Para alejarme de mis hermanos?
Él tomó nuestro equipaje y comenzó a caminar hacia la cabaña.
—¿Siempre piensas lo peor de mí? —preguntó sin mirarme—. Quizás solo quería compartir este lugar contigo.
Le seguí en silencio, observando su es