Luna
CINCO AÑOS DESPUÉS
El reflejo del sol sobre las letras doradas del edificio me arranca una sonrisa. "Santoro & Vega Enterprises". Aún me parece irreal verlo cada mañana cuando llego a trabajar. Apoyo la frente contra el cristal de mi despacho en el piso cuarenta y dos, observando la ciudad que se extiende a mis pies como un mapa de posibilidades infinitas.
Cinco años. Han pasado cinco años desde que firmé aquel contrato que cambió mi vida para siempre. El contrato que comenzó como un acuerdo de conveniencia y terminó siendo la puerta a una vida que jamás imaginé.
—¡Mamá! ¡Mira lo que hice!
La voz de Valentina me arranca de mis pensamientos. Mi pequeña torbellino de cuatro años corre hacia mí con un dibujo en la mano, sus rizos oscuros rebotando con cada paso. Tiene los ojos de Leonardo, ese mismo tono avellana con destellos dorados que me hipnotizó desde el primer día, pero la determinación en su mirada es toda mía.
—Es precioso, cariño —digo, agachándome para admirar el dibujo d