Liana miró extrañada a Belial y a Angel.
—Bueno, si mi papá le insiste a Belial en hacer que este intente controlar sus visiones, lo dice por algo —replicó Liana incondicional a su padre—, yo misma te he dicho muchas veces que deberías entrenar tu mente y tus poderes.
Angel la miro con mala cara.
—Estuvo en trance dos días —dijo Junior ganándole la palabra a Angel—, debería dejar que descansase antes de querer obligarlo a esforzarse de nuevo.
—De igual manera, mi papá zanco todo el asunto —Angel se encogió de hombros—, le ha prohibido a Belial intentar instigar sus visiones o dejar que mi tío o la señora Concetta le saquen sangre o lo lastimen de cualquier modo.
Liana se acomodó los lentes, recordó que Bael había dado la idea de sacar sangre de Belial para rastrear a los demonios que estaban escondidos y que serían un peligro para ellos. A ella también le había causado mucho ruido ese plan, porque hasta donde tenía entendido, la magia demoníaca no era algo que hubieran explorado a pro