Isis me besa apasionadamente. Yo recorro su húmedo centro con mi miembro hasta introducirla completamente. Ella gime de placer. Quiere acelerar, pero yo me mantengo entrando y saliendo despacio, haciendo que sienta toda mi extensión. La beso con dulzura. Quiero diferenciar la manera de hacerle el amor de mi Alfa Supremo. Le doy la vuelta, sentándome con ella arriba de mí. Le chupo sus hermosos y redondos senos; muerdo su pezón y ella suelta un grito:
—Sí, mi hombre, sí. Otra vez, por favor, otra vez, Jacking, sí… Me pongo de pie con ella y la apoyo en la pared sin dejar de introducirla. Ella de pronto parece poseída de placer. Me chupa, su boca succionándome. Agarra mi cabello y tira de él. Yo arremeto con todas mis fuerzas en su interior, cambiando de movimientos, de unos lentos a unos rápidos y furiosos. Comienza a gritar, loca de placer, haciendo que me excitar