Al llegar a la casa, Netfis no deja de llorar desconsolada; todavía no se le pasa el miedo por haberme visto morir delante de sus ojos. Y, aunque los Alfas Supremos me habían revivido, ella seguía aterrada.
—¡Amor, deja de llorar! Mírame, estoy bien, estoy aquí a tu lado —le pido mientras la abrazo fuertemente. —¡Nunca más me vuelvas a hacer eso, Bennu! Sentí y vi cómo moriste ahí, frente a mis ojos. ¡No pude hacer nada! —me implora, todavía aterrada—. ¡Te perdí! ¡Sentí cómo te desconectabas de mí! ¡Nuestros cachorros dolían en mi vientre! —¿Dolían? ¿Están bien? Déjame ver —corro a su lado, asustado—. ¡Cálmate, linda! ¡Prometo no volver a hacer eso! ¿Crees que deba conectarme con ellos de nuevo?