Se escucha un murmullo lleno de asombro y temor. Nadie se atreve a romper el silencio respetuoso que sigue a las palabras de Isis. Cada presencia en la cueva parece diminuta bajo la inmensidad de su poder manifiesto. Aún desde mi posición, puedo sentir cómo la energía de su loba, Ast, se eleva, como si observara desde ese trono de luz, juzgando con ojos ancestrales a los que dudan.
La diosa Isis levanta sus manos y, girando sobre sí misma, comienza a invocar sus poderes. Jacking se convierte en Alfa Supremo y, a continuación, toma la forma del dios Horus. Su cabeza, de lobo, pasa a tener las características de un halcón. Él la mira de frente, interponiéndose entre ella y los antiguos. La diosa Isis lo observa y sonríe, pero no detiene los conjuros. Una enorme y potente luz emerge de sus manos, dirigiéndose hacia todos los antiguos. Sin embargo, antes de que Horus la intercepte