Dudo antes de responder. No es fácil revivir lo que pasó, pero sé que tengo que decirlo. Ellas necesitan entender. Y yo, después de tanto tiempo de extrañarlas, al fin puedo volver a conversar de todo con ellas.
— Fue… extraño. —Saboreo esa palabra en mi lengua, aunque parece pequeña para abarcar todo lo que viví—. Compartíamos el mismo cuerpo, pero no podía controlar nada. Ast era solo una pequeña cachorra, asustada, confundida, sin recuerdos. Estaba en una parte de nuestras memorias, es decir, las que ella tenía hasta nuestros cinco años. Y yo estaba en las memorias a partir de esa etapa. No podía hacer nada, solo recorrer mis recuerdos. Mis palabras pesan en el aire, hundiéndose en todas nosotras. Los rostros de mis amigas cambian, reflejando una mezcla de tristeza y asombro. — Mi Alfa Supremo me visitaba todos