Una corriente cálida me recorrió al sentir la conexión con mis hijos, una energía pura y resplandeciente que contrastaba con la creciente amenaza que nos rodeaba. Esa conexión era un lazo emocional lleno de una fuerza ancestral que fluía por nuestras venas. Los pequeños emitieron un leve resplandor, una señal silenciosa de que entendían mis palabras a través de su vínculo con mi espíritu.
Al abrir los ojos, me encontré de nuevo con las miradas de todos, llenas de expectativa y fe en mí. Amanda se inclinó hacia mi Luna, colocando una mano en su hombro. Dakarai, firme como siempre, permanecía en su posición, examinando cada detalle y movimiento en el círculo protector, listo para actuar si fuera necesario. Sin más demora, me alejé de mi familia, saliendo sin problemas del círculo. Pero no quería dejarlos expue