Al llegar a la cueva donde están las chicas, nos recibe una imagen aterradora. Todas nuestras esposas y las embarazadas de la manada se encuentran aquí, levitando en la altura. Nos miramos con incredulidad y vamos a correr hacia ellas, pero una fuerte energía nos mantiene alejados. Detrás de nosotros llegan Aha y Teka, junto con todos los brujos y antiguos de la manada.
—¡Mi Alfa, tenemos un grave problema! —dicen en cuanto entran. —Lo estoy mirando —respondo, buscando la manera de ir junto a mi Luna. —¡No, mi Alfa, es otro problema que provoca este! —dice Aha de inmediato, viniendo a mi lado. —Desde que llegamos, estoy sintiendo una extraña energía en todas las embarazadas. —Sí, me lo dijiste antes, Aha —respondo impaciente—. ¿Qué tiene que ver con esto? —Pues, mi Alfa...