39. ERES MI AMADA MATE
RHETT
Sabía que pensaba que la había despreciado, eyaculando afuera como lo haría con cualquiera de mis amantes de una noche.
Mis brazos se cerraron como grilletes alrededor de ella y la acosté sobre la cama, contra las almohadas.
Me subí sobre su cuerpo tenso.
Sostuve sus muñecas, colocándolas por encima de su cabeza y me incliné para presionarla.
—No necesito fingir nada —confesé contra su oído.
Había girado la cabeza a un lado para rehuirme, pero quisiera o no me escucharía.
—Hacerte el amor no solo me causa un placer devastador, Blair Morgan —susurré ronco, hundiéndome en su cabello mojado y aspirando.
— No imaginas lo que te deseo, cómo mi cuerpo vibra cada vez que me tocas, que te veo… —besé con reverencia la columna de su cuello.
Las venas bombeaban con rapidez, evidenciando su nerviosismo.
Mi propio corazón acompañaba sus latidos apresurados.
—Tu aroma me enloquece y me pone de rodillas, bebé… Mmn… tú eres lo más hermoso e increíble que me ha pasado, nena… no podrás comprender