CAPÍTULO 62 — Verdades escritas en Papel
Luego de unos días cargados de miedos y angustia por la salud del padre de Gabriel. Isabella y Gabriel retomaron sus actividades laborales.
Isabella hojeaba un cuaderno de diseños mientras Fatima entraba, con una sonrisa y un brillo especial en los ojos.
— ¡Por fin estás aquí! —dijo Isabella levantándose a recibirla—. Te extrañamos todos estos días.
— Y yo a ustedes —respondió Fátima, dejando sobre la mesa una pila de carpetas, muestras y pequeñas cajas—. Pero mira todo lo que traje de la India, Isa. No podés imaginar la cantidad de tesoros que encontré allá.
Isabella se inclinó sobre la mesa, curiosa como una niña. Fátima fue sacando una a una las telas, cada una más fascinante que la anterior: gasas livianas teñidas a mano, sedas con hilos de oro, bordados con espejitos diminutos y piedras que atrapaban la luz.
— Dios mío… —susurró Isabella—. Son maravillosas, Fátima. Estas telas parecen tener vida propia.
— Pensé lo mismo —dijo Fátima emoci