CAPÍTULO 46 – Entre planos y silencios
La mañana amaneció tibia, Gabriel ya se había marchado al trabajo, dejándole un beso distraído en la frente y el eco de su perfume en la habitación. Ella permaneció un momento sentada en la cama, mirando el espacio vacío a su lado.
Sabía que ese día no sería como cualquier otro.
Después de días de mensajes y demoras, finalmente había llegado el momento en que Alex iría a su casa para conocer el espacio que quería modificar. Lo había invitado con la excusa de un proyecto doméstico: hacer su casa más sustentable, más verde, con paneles solares y una pequeña huerta. Pero, aunque la idea era real, en el fondo ella misma sabía que había algo más detrás de ese encuentro.
Se sentía nerviosa, inquieta. Trató de disimularlo preparando el desayuno, revisando correos y ordenando los papeles de su escritorio, pero sus manos temblaban. Cada tanto, se detenía frente al espejo del pasillo y se observaba. Cambiaba el peinado, el labial, volvía a empezar.
Cuando