CAPÍTULO 161— Destellos en la pantalla
Isabella estaba ovillada en una esquina del sofá, con las piernas recogidas bajo una manta tejida, mientras su madre, Catalina, buscaba el control remoto con el entusiasmo de quien espera un evento nacional.
— ¡Aquí está! —exclamó Catalina, apuntando al televisor—. Ya va a empezar, hija. No me lo perdería por nada.
La pantalla cobró vida, inundando la penumbra de la sala con un estallido de luces, colores saturados y música dramática. El logotipo del canal giró sobre un fondo de telas digitales y apareció el título: “El Hilo del Destino: La Gran Gala”.
Isabella sintió una punzada en el estómago, una mezcla de orgullo profesional herido y náuseas físicas que la acompañaban desde hacía días.
— Hija, sigo sin entender por qué no estás ahí —comentó Catalina, sentándose a su lado y acomodándose las gafas para no perder detalle—. Me moría por verte en la televisión, caminando por esa alfombra roja. Eres la dueña, la creadora de todo ese universo estéti