Mundo ficciónIniciar sesiónConfirmarlo arrancó un pedazo de vida que no volvió jamás. Recuerdo tener a Lucía agarrada con tanta fuerza en mis brazos, llorando a mares.
El dolor nos destrozó a ambos.
Lo demás fue rutina fría: papeleos, entierros, visitas de pésame.
La versión oficial: pérdida de control, fallo en el sistema de frenos, exceso de velocidad en un tramo peligroso.
Durante semanas estuve enfocado en la salud mental de mi pequeña hermana, quien cayó en una terrible depresión por el resentimiento y el trauma de culpabilidad. No comía, no dormía; Lucía se me estaba muriendo en vida. Tuvo dos intentos de suicidio.
Como su tutor legal, empecé a hacerme cargo de algunas cosas.







