Mundo ficciónIniciar sesiónLas últimas tres semanas se sintieron como una especie de experimento social diseñado por el mismísimo Lucifer.
El primer bloque de tensión fue la habitación. Yo no pretendía compartir espacio con Nicolás.
Entró a la alcoba después de asegurarse de que su madre había tomado las pastillas para dormir.
—¿Qué haces? —cuestionó, oscilando sus ojos entre las cobijas que tenía en mis manos y yo.
—Voy a la otra habitación. —acomodé las sábanas bajo el brazo.
Me bloqueó el paso, posando su mano en la puerta del clóset.
—Isabela, no es momento para caprichos.
—No es un capricho —repliqué







