La tarde caía sobre Grayhaven con un viento frío que arrastraba la neblina hacia las calles principales. Allyson Drake caminaba con calma junto a Mike Torres. Habían salido de la cafetería del pueblo, el mismo lugar donde los curiosos ya los habían visto juntos en más de una ocasión. No podían levantar sospechas, y sin embargo, el aire parecía cargado de una tensión invisible.
Mike lo notó primero. Había aprendido a detectar movimientos extraños en la periferia de su visión, esas miradas que duraban un segundo más de lo normal o ese paso que coincidía demasiado bien con el tuyo. Mientras ajustaba la chaqueta, inclinó apenas la cabeza hacia Allyson, hablando con voz baja, como si comentara cualquier cosa irrelevante:
—No te gires… pero alguien nos está siguiendo.
Allyson no detuvo el paso. No necesitaba mirar para creerle. Sabía leer la seriedad en los ojos de Mike. Siguió adelante con calma, con la misma serenidad con la que una pareja cualquiera caminaría después del café de la tarde