La habitación se llenó de un silencio tenso. Asteria apretó la llave en su mano, sintiendo el peso de la responsabilidad y el vínculo implícito con su hermano. El significado de estas palabras aún era incierto, pero sabía que no podía permitirse dudar.
Evander rompió el momento, dando un paso hacia adelante con determinación.
—Ella no irá sola. La acompañaremos —dijo, su voz firme.
Ares lo observó por un largo momento, evaluando su declaración. Finalmente, asintió con lentitud.
—Hagan lo que quieran, pero recuerden esto: Cadmus confió en ella. Todo depende de que Asteria complete lo que él empezó —advirtió, con un tono que dejó claro que no aceptaría fracasos.
Se dirigió hacia la puerta mientras el grupo lo seguía, deteniéndose justo antes de abrirla. Ares giró levemente la cabeza hacia Asteria, su voz baja, pero cargada de intensidad.
—Por cierto, Asteria… tienes que ir a donde todo comenzó. Es allí donde encontrarás lo que estás buscando.
Asteria se quedó inmóvil po