Mansión García Ruiz
Nelly salió un momento al jardín, sintiendo la brisa fresca en su rostro.
Ethan estaba a su lado, intentando acercarse a ella, pero ella apartó su mano con firmeza.
—Ethan, ahora no es el momento. Déjame, por favor —dijo Nelly, su voz resonando con una mezcla de tristeza y determinación.
Él sintió un dolor profundo en su pecho, una punzada que le atravesaba el corazón.
La distancia que había crecido entre ellos era palpable, y cada palabra que pronunciaba parecía un eco de lo que una vez habían compartido.
—Está bien —respondió Ethan, su voz apenas un susurro—. Pero, mi amor, no lo olvides, te amo.
Nelly lo miró, sus ojos llenos de emociones contradictorias.
Había amor, sí, pero también un abrumador sentido de traición y desilusión que la mantenía alejada de él.
—Ethan, solo aléjate —repitió, sintiéndose desgastada por la situación.
Cuando todo se calmó y los invitados de la no boda comenzaron a marcharse, la atmósfera en la mansión se sentía tensa.
Nelly y Melody s