17. El despertar de Alice
El sol jamás toca esta tierra.
Ni un solo rayo logra atravesar las nubes eternamente grises que se aferran al cielo. No hay canto de aves, ni perfume de flores, ni vida que se atreva a germinar. Solo ramas secas como garras, tierra agrietada, y un silencio que pesa como siglos.
En medio de esta desolación se alza el Santuario de las Brujas, una estructura de piedra ennegrecida, tallada con símbolos antiguos que se retuercen como si tuvieran voluntad propia. Desde lejos parece abandonada, pero dentro respira, gime y observa. Allí, entre sus cámaras frías y susurros persistentes, ha crecido Monsee, la hermana perdida de Elara.
Monsee, así la llamó la bruja que la separó de los brazos de su madre cuando apenas era una recién nacida.
Samaela, la líder del aquelarre, la madre que no parió, pero que la nombró con voz ritual, bajo la última superluna.
Samaela es una bruja ancestral, nacida de una línea que ha servido a Satán desde tiempos inmemoriales. Su piel verdosa está marcada con t