40. El segundo recuerdo: la estatuilla de Patric
El sol comienza a trepar sobre el horizonte, bañando el palacio con su luz dorada; ya no queda señal alguna del vampiro.
Ella permanece toda la mañana dentro de su habitación. No quiere ver a ninguno de los SuperAlfas. Intuye que será un problema mezclar lo que empieza a despertar en ella por Damián con los sentimientos que podría tener hacia los demás, esos que todavía no recuerda del todo. Y lo sabe con certeza: dos de ellos, Patric y Haruki, están en el palacio, esperando verla.
Desayuna en su habitación, como ya se ha vuelto costumbre. La bandeja queda a un lado mientras ella regresa a su libro, intentando sumergirse en sus páginas para huir del torbellino de pensamientos que no la sueltan.
Al llegar el mediodía, abre el balcón y se asoma. Abajo, en el jardín, Patric está de pie, erguido y con la mirada fija hacia su ventana, como si hubiese permanecido allí demasiado tiempo, aguardando. La inquieta preguntarse desde cuándo está así, vigilando su balcón en silencio.
De pronto