CAPÍTULO 19
Un Tiburón bajo la piel
La mañana siguiente llegó con una claridad cruel que parecía ignorar por completo la intimidad transformadora de la noche anterior.
Samantha se despertó lentamente, sintiéndose cálida y segura en el nido de sábanas de seda. Se estiró con una sonrisa perezosa en sus labios al recordar la confesión de Alexander, sus palabras sobre los muros de hielo y la calma adictiva que ella le provocaba.
Esperaba encontrarlo a su lado, quizás todavía dormido, con el rostro relajado y vulnerable.
En cambio, lo encontró de pie junto al ventanal, completamente vestido con un traje gris marengo tan afilado como el filo de un cuchillo. Ya llevaba puesto el reloj, su armadura de CEO perfectamente ensamblada.
Sostenía una tableta en una mano y dictaba órdenes en voz baja a través de un auricular inalámbrico.
—…No, cancela la reunión de las once. Reorganiza la junta de logística para el vi