El cierre de mi maleta suena como un disparo en el silencio de mi departamento. Mis dedos se detienen sobre la cremallera, temblorosos. Dentro, cuidadosamente doblados, están el traje gris perla para la reunión inicial , el que me hace ver profesional y seria , los botas de tacón bajo para la visita a la obra, y en una bolsa de seda aparte, escondido casi como un secreto vergonzoso, el vestido .

Rojo sangre, escote en V que promete más de lo que muestra. Ajustado en la cintura para luego abrirse levemente en las caderas, diseñado para hacerme sentir poderosa y vulnerable al mismo tiempo.

Lo compré hace dos años para la fiesta de graduación de Valeria, pero nunca me había atrevido a usarlo. Demasiado llamativo. Demasiado para mi . Demasiado parecido a todas esas fantasías que inundan mi cabeza cada vez que lo veo.

Mi teléfono vibra sobre la cama, rompiendo el hechizo:

Andrea: ¿Empacaste el vestido negro o el azul?

Mis pulgares dudan sobre la pantalla antes de responde