Capítulo 251: Un grito de dolor.
El pasillo seguía en silencio, excepto por la respiración entrecortada de Isabella y los pasos inquietos de Victoria.
Habían pasado apenas unos minutos desde el último golpe, pero para ellas fue una eternidad.
Isabella tenía las manos entrelazadas con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.
Victoria observaba la puerta fijamente, como si pudiera adivinar por intuición qué pasaba del otro lado.
Y entonces escucharon, era un grito profundo, cargado de dolor.
—Eso no sonó normal… —murmuró Isabella, con los ojos clavados en la puerta.
Victoria iba a responder cuando, de pronto, un ruido extraño, casi como un arrastre pesado seguido de un jadeo, llegó desde dentro del cuarto.
Fue suficiente.
—¡Voy a entrar! —exclamó Isabella con horror.
Antes de que Victoria pudiera detenerla, Isabella empujó la puerta con fuerza. Victoria entró inmediatamente detrás de ella.
Y lo que vieron dentro… les congeló la sangre.
El cuarto parecía haber sido escenario de una tormenta.
Una silla estaba caída