―"Selene, ¿dónde estás? ¿Acaso es algún tipo de juego? Cuando te vea me voy a vengar".
Selene ignoró el mensaje de parte de su esposo. Aquel era el sexto o séptimo enviado en el día, sin contar la infinidad de llamadas que había recibido de aquel. El hombre estaba desesperado. Selene se había desaparecido y su esposo, aquel que consideraba un completo tonto, no había podido dar con ella cuando, al parecer, en la empresa Perseus le habían negado la cita previa.
Algo que lo había hecho enojar de sobremanera y deseaba que ella usara a la anciana para que esta pudiese por fin ayudarlos un poco con su nieto. Mientras ella solo buscaba una manera posible de tenerlo lo más lejos posible.
―¿Entonces qué vas a hacer? —Selene observó a su amiga, Cora Cooper, la única que la apoyaba y que ahora la miraba con una expresión un tanto aburrida.
―No lo sé. Se suponía que esto no debía tomar este rumbo, que yo...
―¿Que tú debías haberte acostado por tres años con un desconocido y no con el gran Zander