La oscuridad a las afueras de la gran mansión Perseus era sofocante para Selene.
El interior del lugar estaba completamente silencioso, mientras Selene se encontraba en una de las ventanas principales de la mansión.
Aquella que mostraba el exterior del lugar y podría darle aviso de la llegada de Zander y, según había llegado a escuchar de Adán Sartori, su primo, pues aquel parecía haber estado interesado en ir y conseguir su divorcio, cuando ellos no eran tan unidos que digamos.
Incluso Selene estaba segura de que no le caía muy bien que digamos, por lo que no entendía, ¿Cuál era el interés de su primo en ayudarla?
―Pareces preocupada, cariño... —Las palabras de la anciana Perseus no sonaban como preguntas, más bien parecían una clara confirmación, algo que llegó a hacerle a Selene sentir un tanto incómoda.
―Lo siento, no es que no confíe, pero...
―Lo sé... Ellos han manipulado por años todo a su beneficio, por lo que es normal dudar, ¿No es así? —Selene no dijo una palabra, en lo que