Las siguiente cuarenta y ocho horas la pareja vivió una pequeña luna de miel donde todo era risas, diversión y seducirse hasta el punto que no podían escapar de la pasión que desataban. Sin duda recorrieron toda la casa amándose de forma amorosa y desenfrenada también. Solo estuvieron un par de horas separados el día jueves porque Alan tuvo una reunión que no podía postergar y ella se dedicó a terminar finalmente el cuadro que estaba pintando.
El jueves por la noche luego de la cena y cine que se había hecho una costumbre, un ritual para ambos. Ella decidió acostarse a dormir, y él trasnocho trabajando en un proyecto. La joven quería retomar su rutina que había abandonado en los últimos días. Su cuerpo le pedía correr.
A la mañana siguiente se levantó como siempre, super energica y preparada para gastar un poco de su energía en el ejercicio. Pero esta vez en