Capítulo 59

Cuando ambos estuvieron solos nuevamente, Milagros le pidió que acostara a los pequeños en sus moises. Y cuando el hombre regresó a la cama se abalanzó sobre ella y comenzó a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, especialmente en la cintura dónde ella más tenía. Después de tantos meses, el arquitecto no se había olvidado de aquel detalle. No se detuvo hasta que ella le pidió por favor que se detuviera. Alan se detuvo de a poco hasta que las cosquillas se volvieron caricias sobre el cuerpo de la pintora.

Un rápido movimiento de Alan hizo que ella quedara entre sus brazos, la joven suspiró un tanto ahogada, lo que provocó que él quisiera saber que le sucedía.

—¿Qué pasa Mili? —le susurró al oído.

—Es que pensaba en la decisión que tomamos —respondió ella.

—¿A qué te refieres? —Bajó la mirada para verla a los ojos—. ¿Te estás arrepintiendo?

—No, no es eso. —Revoleó los ojos angustiada—. Es que de por sí las relaciones son complicadas cuando ambos viven en el mismo lugar, no puedo imagin
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