—¡Llegó la alegría de la noche!
Sonreí al ver a Kat de pie frente a la puerta de nuestra casa. Su abrazo fue tan efusivo como siempre, lo que me hizo sonreír ante la familiaridad. Me hice a un lado para dejarla pasar, y a lo lejos, escuchamos cómo Carla gritaba desde la cocina.
—¡La comida ya está lista!
—¿Cómo es que viniste sola? —le pregunté a Kat mientras la guiaba hacia el comedor.
—Necesitaba una noche de chicas —se encogió de hombros y luego me guiñó un ojo con complicidad—. Y seamos honestas... Demian no pinta nada en este plan.
—Me alegra que te hayan dado permiso, amiga —soltó Carla en tono burlón apareciendo ante nosotras. Dejó en el centro de la mesa una fuente humeante de lasaña recién horneada.
—De hecho, Demian se juntará con los chicos —comentó Kat con aire casual, mientras se sentaba—. Justo aquí al lado, en casa del nuevo vecino —añadió, y luego me lanzó una mirada cargada de diversión.
Puse los ojos en blanco ante la mención implícita de Phillip y me levanté antes d