Capítulo 98
Su prominente nuez de Adán, enrojecida, se movió varias veces hasta que se calmó. Colocó el brazo de ella alrededor de su cuello, se giró de lado y, pasando un brazo bajo sus piernas y otro sosteniendo su espalda, la levantó en brazos como a una princesa.

Al salir del club, pidió al portero que llamara a un conductor sustituto.

Mientras esperaban, se acercaron dos coches.

Joaquín y Ricardo bajaron uno tras otro del mismo vehículo.

En el otro venía Alejandro.

Ricardo, al ver a Luciana en brazos de alguien en la entrada, soltó una maldición. Joaquín, desinteresado, le lanzó una mirada despectiva. —¿Qué pasa? ¿Viste un fantasma?

—No, mira rápido —señaló hacia la entrada.

Joaquín entrecerró los ojos para ver mejor. —¿Esa que lleva en brazos es Luciana?

—¿Quién más podría ser? —Ricardo no podía apartar la mirada—. ¿Quién es ese hombre?

Joaquín lo encontraba familiar. —Parece el heredero de los Campos.

Ricardo abrió los ojos como platos. —¿Luciana tiene contacto con un Campos?

Joaquín negó c
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