Estaban sentados frente a frente, conversando sobre algo que ella no alcanzaba a escuchar. Luciana se quedó paralizada mirándolos, preguntándose cómo era posible que estuvieran juntos, considerando que Daniela y Joaquín apenas se conocían.
—¿Los conoces? —preguntó Mailen.
—Son amigos míos. Discúlpame un momento.
—No te preocupes, ve —respondió Mailen con una sonrisa.
Joaquín fue el primero en ver a Luciana cuando se acercó.
—¿Luciana? ¿Qué haces aquí? —saludó sonriendo.
—Vine con una amiga —respondió ella con una sonrisa cordial.
—¿Con qué amiga? ¿Hombre o mujer? —Daniela se asomó detrás de ella—. No sabía que tenías más amigos además de mí.
Luciana ignoró la broma. —¿Podemos hablar un momento a solas?
—¿Para qué? —respondió Daniela sin moverse.
—Sí, ¿por qué? —intervino Joaquín—. Todos nos conocemos, ¿qué no puedes decir frente a mí? No estarás hablando mal de mí con Daniela, ¿verdad? —bromeó, aunque con un dejo de seriedad.
Luciana suspiró. Justamente quería advertirle a Daniela sob