—Maíz con queso —dijo Luciana.
Le pasó un plato a Sebastián.
—Pon los granos pelados aquí —le indicó.
Sebastián asintió, con un "ok" bajito.
El grifo estaba abierto y un poco de agua salpicó sobre Luciana.
Sebastián dejó la mazorca, agarró el delantal que colgaba en la nevera y fue hasta ella, pasándole el brazo por la cintura para ponérselo.
Luciana se echó un poco para atrás, ayudándole.
—Gracias.
Sebastián se detuvo un momento.
Luego le acomodó la blusa.
—No tienes que ser tan formal —dijo.
Luciana ya estaba acostumbrada a ese tipo de gestos.
En la cocina solo se oía el agua correr.
Luciana lavó y picó la calabaza y los camotes, y los metió a la vaporera. Los granos de maíz también los lavó, les puso unas rebanadas de queso y los puso a cocer al vapor.
—Hoy toca calabaza, no hice fideos —comentó Luciana, mientras lavaba y picaba todo.
Sebastián se quedó a un lado mirándola.
Luciana movía los ingredientes como si fueran parte de ella. Sabía exactamente cuánto tiempo necesitaba cada c