Capítulo 238
—¿Qué clase de invitada eres tú, que ni un regalo trajiste? ¡Anda, vete ya! —Catalina tiró de su hermana sin ningún miramiento.

Mariano también ayudó a empujar a Estela hacia la puerta.

Igual, no era la primera vez que pasaba algo así con Estela. El día de Navidad de hace dos años, todos estaban cenando tranquilos cuando, de pronto, ella empezó a decir cosas feas. Al final, la dejaron fuera y nadie le hizo caso. Al día siguiente, volvió como si nada.

Era su costumbre: no soportaba ver a los demás bien y siempre decía algo para incomodar.

Se cerró la puerta.

Catalina llamó a su hija y a Sebastián:

—Vamos, sigamos comiendo.

Sebastián ya se había dado cuenta: ese era el “toque especial” de esa familia.

—No te preocupes por ella, así es su carácter, no es la primera vez que la echamos —dijo Mariano con una sonrisa forzada.

Sebastián sonrió un poco.

Miró a Luciana.

Ella trató de mantenerse tranquila y también sonrió.

—Perdón por ese momento tan incómodo.

—Al contrario, tiene su gracia. Así
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