Capítulo 148
Ricardo observó con discreción a Alejandro.

¿Quién lo tenía tan alterado?, pensó.

Joaquín también lo miró por el retrovisor.

Alejandro lo apuró:

—Maneja más rápido.

—Estamos en zona urbana. Ya voy a 80, ¿quieres que me multen?

Se quejó Joaquín, aunque en realidad ya iba bastante rápido.

Pasó un buen rato antes de que llegaran al Hotel Imperial.

Apenas el auto se detuvo, Alejandro bajó y fue directo hacia la entrada. Iba tan decidido que quedaba claro que si se cruzaba con Andrés, no iba a contenerse.

Ricardo lo siguió, intentando calmarlo.

—Alejandro, todavía estás herido. Si lo ves, no te alteres.

—Ese malnacido quería a mi mujer. Ocho años jugando a ser solo un amigo, planeando cómo quitarme lo que era mío. Intentó tomarla a la fuerza, ¿y tú me pides que me calme? Si lo dejo pasar, no me llamo Alejandro.

Caminaba apurado, cargado de rabia.

El ascensor llegó y Alejandro entró sin pensarlo.

—¿Número de habitación? —preguntó, con voz grave.

—Seis cero nueve —respondió Ricardo.

Piso uno.
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP