Muy pronto recibió respuesta a su mensaje:
“¿Por qué?“
Luciana pensó que Sebastián seguro no sabía nada de los rumores que circulaban en la empresa.
Si no hubiera sido porque los escuchó por casualidad, ni ella misma se habría enterado.
No quería que Sebastián saliera afectado por su culpa.
Aunque una persona honesta no teme a las habladurías, los rumores también pueden destruir a alguien.
Además, si quería hacerse de un buen nombre en la firma, ese tipo de chismes solo harían daño a la armonía laboral y a su futuro trabajo.
Ya se hablaba hasta de “vender el cuerpo”. Si seguía así, los rumores crecerían.
Miró el mensaje, pensó un poco, y escribió:
”Creo que todavía no tengo suficiente experiencia. Además, formalizar tan rápido va contra las reglas del despacho.”
”Entendido.”
Luciana se quitó la credencial que acababa de recibir.
Aunque le costó, fue a Recursos Humanos para explicar la situación.
Allí llamaron a Sebastián, que dio permiso para cancelar su nombramiento.
Sebastián parecía